quem quer ser mártir

Gaza, una vez más
Luis Sepúlveda

Todo lo que ocurre en este mismo momento en la franja de Gaza. incluída la ofensiva terrestre anunciada por Israel, es consecuencia de la absoluta inutilidad de la ONU y de la política exterior norteamericana para obligar a Israel a cumplir con los acuerdos de Oslo.

Todos los asentamientos levantados en territorio palestino luego de la firma de los acuerdos de Oslo, que los palestinos sí cumplieron, son ilegales y constituyen abiertas provocaciones del gobierno israelí que, cediendo a las presiones de judíos ultra religiosos, de fanáticos que en nada se diferencian de los fanáticos yihadistas de Hamas, llegados fundamentalmente de la ex Unión Sovietica de otros países del extinto campo comunista de Europa oriental, intenta establecer un nuevo statu quo en la región.

El incumplimiento de los acuerdos de Oslo, con la complicidad de los Estados Unidos, logró un atroz debilitamiento de la Autoridad Nacional Palestina y facilitó el crecimiento de Hamas, cuyo sustento político-religioso no contempla la existencia de los dos Estados sino la destrucción de Israel, de la misma manera que el integrismo religioso judío, de ultra derecha, sólo contempla la destrucción del todavía inexistente Estado Palestino.

Hubo un especial interés geo-político en el debilitamiento de la Autoridad Nacional Palestina, pues la sola existencia de un Estado árabe laico, aconfesional y vinculado a los países no alienados hasta antes de 1989, auguraba el nacimiento de una corriente democratizadora en los países árabes de la región, gobernados por sátrapas, pero de sátrapas con petróleo. No es injusto sostener que la Autoridad Nacional Palestina fue sacrificada para mantener el statu quo, violando todos los acuerdos internacionales que, como las resoluciones de la ONU, son de obligado cumplimiento.

Para debilitar a la Autoridad Nacional Palestina (Yaser Arafat estuvo dos años sitiado en su casa por tanques israelíes) primero se le acusó de corrupción y mediante una campaña de descrédito dirigida por la CIA y el Mosad se alentó el integrismo hasta llegar a la solución ideal; un gobierno de Hamas en Gaza y un gobierno de la Autoridad Nacional Palestina muy debilitado en el resto del territorio.

Nada justifica el asesinato atroz de tres adolescentes isarelíes, pero tampoco nada justifica la operación ojo por ojo, la venganza contra la población palestina en su conjunto. Nada justifica que Israel continúe con su política de ocupación ilegal de territorios levantando nuevos asentamientos de colonos ultra ortodoxos, y nada justifica que Hamas continúe con sus sistemáticos ataques contra la población civil de Israel, a sabiendas que sólo consigue mártires palestinos.

Parar todo este horror parece imposible, porque en ningún gobierno existe la voluntad de exigir a Israel que cumpla con los acuerdos de Oslo, ni siquiera el gobierno esperpéntico español, que pretende integrar el Consejo de Seguridad de la ONU sin tener ninguna posición al respecto.

Lo que podemos hacer es muy poco, pero hay que hacerlo: boicot a todos los productos de Israel, y no me refiero sólo a la fruta, lo fundamental es boicotear su industria armamentística, sus fusiles y tecnología militar presentes en todos los países de occidente. Y desde luego ninguna simpatía con el integrismo religioso yihadista, que con cada acción no consigue más que muertos entre la población civil, ancianos y niños que con seguridad no querían ser mártires.